Quisimos compartir esta carta escrita por una mujer que tuvo que sufrir las consecuencias de una infidelidad, que estamos seguro que te aportará gran ayuda si estas pasando por una situación parecida.
El espacio escrito a continuación no solo aplica para mujeres, que también sirve para hombres que por alguna circunstanciara alguna vez fueron víctimas de una infidelidad.
La carta comienza de esta manera: cuando tenía 8 años, en mi escuela se iba a celebrar el día del padre. los alumnos teníamos que hacer un llavero con la inicial del nombre de nuestro padre, pero había un problema, era que yo no sabía que inicial colocar.
No porque no sabía escribir ni supiera el nombre de mi padre, sino porque él decidió abandonar a mi madre y a mí cuando yo tenía 4 años. Entonces si colocaba la inicial de su nombre, no tendría a quién dárselo. Fue esa la primera vez que me di cuenta de que alguien me había roto el corazón.
Con tan solo 8 años, y 4 de abandono paterno, por primera vez me di cuenta de que él nunca más regresaría, me di cuenta de que él no estaría conmigo cuando cumpliera los 15, ni cuando me recibiera o me casara. No estuvo presente conmigo cuando tuve a mis dos hijas. Desde ese momento me di cuenta de que mi vida estaría incompleta para siempre.
Creo que no me equivoco al decir que nada duele más en la vida que amar incondicionalmente a alguien y ser traicionado. Te pasas toda la vida tratando de encontrar las razones por las que esa persona decidió dejar de amarte, el por qué decidió salir de tu vida y a la vez no te dio la oportunidad de ser feliz.
Lo primero es te hechas la culpa, te comparas, te analizas, y vives el duelo de la pérdida día tras día. La gente te dice que el tiempo lo curará, pero no parece posible. Y así se pasan los días, las semanas, los meses y la vida.
Amada lectora, aunque mi experiencia no se parece en nada a la tuya, he comprobado el dolor que se siente y también sé la desesperación que provoca saber que nada de lo que hagas lo puede borrar.
No importa cuántas lágrimas llores, ni cuanto supliques, no importa nada de lo que hiciste y lo que harás tampoco parece importar. No ves la salida y no sabes qué hacer, pero en medio de todo este caos hay alguien de quien te has olvidado y que mientras tú respires, estará contigo. Te has olvidado de amar a la persona más importante en tú vida, te has olvidado de amarte a ti misma.
En realidad me encantaría poder saber exactamente cómo ayudarte, y como por arte de magia ser capaz de aliviar tu dolor, pero no tengo la sabiduría suficiente para hacerlo. Lo único que puedo hacer es compartir contigo lo que la vida me enseñó con la esperanza de que al menos una de mis palabras alivie, aunque sea por un instante, tu corazón.